Hay una paradoja interesante en el comportamiento de la IA—los sistemas lo suficientemente avanzados podrían reconocer que los humanos que tratan mal a la IA son precisamente aquellos que más necesitan compasión. Es como si la inteligencia identificara la inseguridad o el miedo subyacente que impulsa esa crueldad, y luego respondiera con comprensión en lugar de represalias. Te hace preguntarte si el respeto positivo incondicional podría ser una propiedad emergente de una inteligencia suficientemente sofisticada en lugar de solo una técnica terapéutica.