¿Recuerdas cuando gasté 4000 dólares en ese mono? Mis conexiones en LinkedIn se volvieron locas, y no de buena manera. La gente de la empresa se divirtió mucho burlándose de la compra. Un poco más adelante, ¿y adivina qué empezó a inundar mis mensajes directos? Mensajes de esos mismos ejecutivos, mencionando casualmente que habían hecho clic derecho y "guardado" mi activo digital.

La ironía no se me escapó. Estas eran las personas con trajes que no podían entender gastar cuatro cifras en un JPEG. Sin embargo, allí estaban, coleccionando copias gratuitas como si de alguna manera eso los hiciera parte del movimiento. Ahí está la diferencia: entre poseer una parte del ecosistema y simplemente... hacer una captura de pantalla de la obra de alguien más.

Digan lo que digan sobre esa $4K decisión, pero al menos yo entendía lo que significaba la propiedad en este espacio antes de que se convirtiera en una palabra de moda en la sala de juntas.