Las firmas de capital privado se enfrentan a un creciente dolor de cabeza: carteras cargadas de empresas que simplemente no pueden vender. Estas llamadas "empresas zombie" están atrapadas en un limbo: no son lo suficientemente prósperas como para atraer compradores a las valoraciones deseadas, pero tampoco están fracasando por completo.

El entorno de salida se ha endurecido significativamente. Las tasas de interés más altas han hecho que las compras apalancadas sean menos atractivas, mientras que los mercados públicos siguen siendo escépticos ante los activos sobrevalorados. Mientras tanto, estas empresas continúan consumiendo capital en estado de supervivencia, agotando los rendimientos que se prometieron a los LPs hace años.

Es una crisis de liquidez que está transformando silenciosamente el panorama de inversiones. Algunos fondos ahora están manteniendo activos durante 7-10 años en lugar del ciclo tradicional de 4-6 años. La pregunta no es solo cuándo saldrán, sino si podrán salir sin sufrir recortes brutales.