Lo que acaba de suceder podría cambiar todo lo que pensábamos que sabíamos sobre la regulación de los activos digitales.

La decisión se ha tomado: las criptomonedas no serán clasificadas como valores. Déjalo asentarse por un momento. Esto no es solo otro titular, es un cambio sísmico en cómo se tratará la industria en adelante.

¿Pero por qué importa esto? Porque la etiqueta de valor habría arrastrado a todo el espacio a una pesadilla regulatoria. Reglas diferentes. Cargas regulatorias distintas. Un juego completamente diferente.

En cambio, estamos ante un marco que realmente reconoce qué es el cripto y qué no lo es. ¿Las implicaciones para intercambios, proyectos y holders cotidianos? Enormes. Hoy no fue solo monumental, fue fundamental.