Una tarde del pasado otoño, mi prima se acurrucó sola en una esquina del balcón, con un cenicero atestado de colillas, casi media cajetilla. La pantalla del móvil seguía encendida, y en el apartado de saldo solo quedaban 3600U; después de haber metido 360.000 yuanes, no le quedaba más que ese pequeño resto.

Aquella noche rompió el ratón, borró todas las apps de trading y masculló: "Esta mierda no la toco nunca más."

Pero llegó la pasada Semana Santa y, de pronto, me llamó para tomar un café. Nada más sentarnos, le temblaba la mano al sacar el móvil: "O me la juego con este último dinero, o lo doy todo por perdido."

¿Quién lo hubiera imaginado? Tres meses después, esos 3600U se convirtieron en 110.000U. No solo tapó el agujero, sino que encima ganó más de 40.000U.

Esta vez, su remontada no fue cuestión de suerte, sino de tres reglas de oro que aprendió a base de perder dinero de verdad.

**Primera regla: Divide el dinero en distintas cuentas, nunca apuestes tu vida en una sola jugada.**

Dividió esos 3600U en cuatro partes, utilizando como máximo 900U cada vez (es decir, una cuarta parte del total), y fijó un stop loss estricto del 8% en cada operación. Recuerdo una vez que el BTC se desplomó de repente; su posición larga saltó justo en el nivel de stop y solo perdió 72U. Antes, seguro que lo habría aguantado hasta quedarse sin nada.

**Segunda regla: Solo entra con señales claras, nunca intentes adivinar techos o suelos.**

Ahora nunca intenta cazar el mínimo; solo opera cuando el precio supera la media móvil EMA50 y el volumen aumenta claramente. En abril, cuando ETH superó los 2800 dólares, abrió una posición larga y, tras cinco días, ganó 4200U. En cuanto llegó al objetivo, cerró la operación sin dudar.

**Tercera regla: Cuando ganes, retira; no te apegues al saldo.**

Cada vez que obtiene más de un 20% de beneficio, transfiere el 70% de las ganancias a una cuenta de almacenamiento estable. En la subida de mayo ganó 6800U, transfirió enseguida 4760U y dejó 2040U para seguir invirtiendo. Como ella dice: "Por muy bonito que sea el número, solo cuenta lo que va al bolsillo."

Ahora solo mira el mercado dos veces al día: echa un ojo a la EMA a las 9 de la mañana y, a las 8 de la tarde, comprueba que las órdenes de stop estén puestas; el resto del tiempo ni se preocupa.

Me dijo: "Antes perdía todo por avariciosa y por no cortar las pérdidas. Ahora, cumpliendo las reglas, aunque el capital sea ridículo, se puede hacer crecer poco a poco."

En este mundillo no existen callejones sin salida de verdad; lo peligroso es rendirse tras perderlo todo y olvidar que, mientras se respete la disciplina, siempre hay una oportunidad para recuperarse.