El mercado cripto de este noviembre puede describirse perfectamente como un “invierno”.

Veamos primero las cifras más directas: el Bitcoin se desplomó desde el pico de 126.000 dólares a principios de octubre, cayendo en picado hasta los 87.000 dólares el 21 de noviembre—su nivel más bajo desde abril, y anulando prácticamente todas las ganancias acumuladas en 2025. Ethereum tampoco aguantó, rompiendo sin resistencia la barrera de los 3.000 dólares. ¿Y qué decir de SOL, Dogecoin y similares? Un descenso general del 3%-7% ya es casi suave; entre las altcoins menos conocidas, caídas del 20% en un solo día se han vuelto habituales. La capitalización total del mercado ha pasado de un máximo de unos 4,3 billones de dólares el 6 de octubre a 3,2 billones, evaporándose más de 1 billón de dólares.

Lo peor son las liquidaciones en cadena. El 18 de noviembre, 175.000 personas fueron liquidadas en una sola noche, perdiéndose 935 millones de dólares; tres días después, el 21 de noviembre, otra oleada: 220.000 inversores fuera del mercado y 821 millones de dólares volatilizados. ¿El sentimiento? El índice de miedo y avaricia se desplomó a 10 el 13 de noviembre—el nivel de “miedo extremo” más bajo desde el crash de la pandemia en marzo de 2020, y las críticas al Bitcoin inundaron las redes sociales.

Las señales de retirada de capital son claras. Los fondos ETF, que antes impulsaban el mercado alcista, llevan cinco semanas consecutivas de salidas, acumulando 2.600 millones de dólares retirados hasta el 13 de noviembre. Más grave aún, las ballenas han empezado a liquidar: en el último mes, los hodlers de largo plazo han vendido 815.000 bitcoins, y un “jugador legendario” con más de 7 años de tenencia liquidó directamente una posición valorada en 1.500 millones de dólares. El mercado no tiene capacidad de absorción para semejante presión de venta.

¿Las causas? Las expectativas de bajada de tipos por parte de la Reserva Federal en diciembre se han esfumado—los datos del 20 de noviembre indican una probabilidad del 70,2% de que los tipos se mantengan. Con la liquidez más restrictiva, los activos cripto, que no generan intereses, han perdido atractivo. Eso sí, las instituciones muestran opiniones divididas: Morgan Stanley advierte que la estabilidad de tipos seguirá presionando a la baja los precios de las criptomonedas, mientras que Grayscale mantiene que la lógica de “oro digital” de Bitcoin permanece intacta y que el ciclo alcista estructural sigue vigente.

El sector está atravesando una fuerte diferenciación y un proceso de limpieza de burbujas; el rumbo futuro dependerá de si la relajación llega antes por el lado de la liquidez o por el de la regulación.