El gobernador de la Fed, Waller, acaba de hacer algunos comentarios interesantes sobre lo que se avecina. Dice que enero será especialmente desafiante porque llegará una oleada masiva de datos económicos que ayudarán a determinar si tiene sentido realizar otro recorte de tipos.

Lo que más me ha llamado la atención es su énfasis en abordar cada reunión de forma individual. No hay un camino prefijado, ni compromisos: solo decisiones puramente basadas en los datos. Esta postura de "reunión a reunión" básicamente significa que la Fed mantiene todas las opciones abiertas dependiendo de lo que indiquen las cifras.

Para quienes siguen las tendencias macroeconómicas, esto es relevante. La avalancha de datos de enero podría inclinar la balanza en cualquier dirección. ¿Indicadores económicos sólidos? Podrían hacer una pausa. ¿Señales de debilidad? Otro recorte podría estar sobre la mesa. La propia incertidumbre es digna de mención porque los mercados odian la ambigüedad.

El enfoque flexible tiene sentido, dada la imprevisibilidad de la situación. En lugar de comprometerse con una trayectoria predeterminada, están manteniéndose ágiles. Es una decisión inteligente, pero significa que nos espera cierta volatilidad a medida que se publiquen cada uno de los datos.