El Subdirector General Nordquist destacó recientemente una perspectiva interesante: una OMC reformada adecuadamente podría ser la clave para desbloquear el potencial no explotado del comercio global.

Vale la pena pensar en lo que "adecuado para el propósito" significa realmente en el contexto actual. La arquitectura comercial actual fue construida para una era diferente—antes de los activos digitales, antes de que las finanzas descentralizadas reconfiguraran los flujos de capital, antes de que la cadena de bloques comenzara a reescribir la logística de la cadena de suministro.

¿Instituciones tradicionales adaptándose a las realidades modernas? Ese es el verdadero desafío. Ya sean organizaciones comerciales o reguladores financieros, la pregunta sigue siendo la misma: ¿pueden los sistemas heredados evolucionar lo suficientemente rápido como para acomodar la innovación sin sofocarla?

El potencial es enorme si lo hacen bien. El comercio transfronterizo, las vías de pago digitales, la financiación comercial tokenizada—todos estos podrían beneficiarse de marcos internacionales más claros. Pero la reforma debe ser genuina, no solo un reajuste burocrático.