De la noche a la mañana, las reglas del juego para la liquidez global han cambiado.

El 1 de diciembre, la Reserva Federal hizo algo importante: inyectó directamente 13.500 millones de dólares a través de una operación de recompra overnight. ¿Qué significa esta cifra? Es el segundo pico más alto de inyección de liquidez en un solo día desde la pandemia, solo superado por la inyección de 29.400 millones a finales de octubre, que fue un “rescate de emergencia”.

La realidad es que el banco central ya ha tocado la línea roja de liquidez que él mismo estableció.

Pero el punto de inflexión más importante viene después: la QT (reducción cuantitativa) se ha detenido por completo. El plan de reducción del balance, que comenzó a mediados de 2021 y ha durado tres años y medio, ahora se ha puesto oficialmente en pausa. ¿Vencen los bonos del Estado? No se dejan desaparecer, se reinvierten todos. ¿Vencen los MBS? Mismo procedimiento, ni un solo céntimo sale del sistema.

¿Qué significa esto? En términos sencillos:
Los bancos llevan 13.500 millones en bonos del Estado a la Reserva Federal, el banco central los acepta sin objeciones y a cambio inyecta en el sistema la misma cantidad de nuevas reservas. Aunque ese dinero debe devolverse al día siguiente, la señal es clara: no esperéis que la Fed siga drenando el mercado.

Ahora la pregunta no es si “la QT ha terminado realmente”, sino otra hipótesis aún más emocionante:
¿Ha comenzado silenciosamente un nuevo ciclo de expansión de la liquidez?

En dos meses se han realizado dos operaciones de recompra de más de 10.000 millones cada una, lo que demuestra que el sistema bancario está sediento de liquidez. Si la Reserva Federal realmente planea volver a abrir el grifo, la historia que sigue podría ser muy interesante: la última vez que lo hizo, el precio del Bitcoin pasó de poco más de 3.000 dólares a 69.000.