¿Te has dado cuenta de que el 1 de diciembre la Reserva Federal silenciosamente pulsó el botón de pausa en el ajuste cuantitativo? Esta señal podría ser más importante de lo que parece a simple vista.

Ahora todo el mercado está especulando sobre el próximo paso: si el llamado plan de "compras de gestión de reservas" se pondrá en marcha de inmediato. Según Wall Street, la Fed podría comprar unos 20.000 millones de dólares en bonos del Estado a corto plazo cada mes, inyectando liquidez en el sistema. Aunque esto no es lo mismo que el QE expansivo de otros años, para activos de riesgo como Bitcoin o Ethereum, el impacto marginal no es nada desdeñable.

Y si miramos el sentimiento del mercado últimamente, el índice de miedo casi ha atravesado el suelo. En otras palabras, este tipo de momentos suelen ser cuando las fichas cambian de manos. Cuando los minoristas venden con pérdidas y se retiran, siempre hay alguien al otro lado recogiendo el testigo; esto ha ocurrido una y otra vez en la historia. Cuanto más se reprime el sentimiento, más fuerte puede ser el rebote posterior, es una vieja regla.

En definitiva, ahora estamos en una encrucijada: por un lado, las expectativas de política empiezan a girar; por otro, el sentimiento del mercado está congelado. Entender la dirección de la política puede ayudarte a comprender la lógica subyacente de este juego; pero percibir cómo se mueven las fichas en esas corrientes subterráneas es la habilidad clave para navegar la volatilidad.

La historia de la liquidez aún no ha terminado, pero el dinero inteligente ya se está moviendo.