Hay un trader que recientemente ha llevado el rolling de posiciones al límite.

Empezó con 500.000 desde la zona de 2840 para abrir largos en ETH, fue acumulando posiciones y su beneficio flotante llegó a un máximo de 3.340.000. Viéndolo en la cuenta parecía genial, pero el rolling esencialmente es como bailar en la cuerda floja: el precio de liquidación se va acercando cada vez más y al final quedó atrapado en los 3.000 dólares.

¿El resultado? De madrugada, ETH tuvo un retroceso y cayó directo por debajo de los 3.000; dos liquidaciones se activaron en cadena como fichas de dominó. Cuando se dio cuenta, su posición se había reducido a 730.000, y más de tres millones de beneficios prácticamente se habían esfumado. Y lo peor es que, en ese momento, solo le separaban 42 dólares de la siguiente liquidación.

¿De qué sirve acertar la dirección? Si el mercado se vuelve muy volátil, igual pueden barrer tus beneficios. Ahora mismo la volatilidad es altísima y el alto apalancamiento es como jugarse la vida.

Al final, la inversión debe ser estable. Cuando el mercado va bien se puede operar con cabeza, pero el rolling es una estrategia a evitar. El capital es la base de la supervivencia; protegerlo siempre es más importante que maximizar los beneficios.

Si ETH no logra recuperar los 3.000, las liquidaciones en cadena seguirán una tras otra. Haz una buena gestión de riesgos: sobrevivir te da la oportunidad de ganar a lo grande en el próximo mercado alcista. No te dejes engañar por los números en pantalla, que al final pueden quedarse en nada.