El salario de los gestores de fondos está ahora completamente vinculado a su desempeño, ya no existe la “garantía de ingresos” pase lo que pase. La nueva normativa introduce un ajuste escalonado: el salario se determina según el rendimiento de los últimos tres años. Si el rendimiento es más de 10 puntos porcentuales inferior al índice de referencia durante tres años y, además, el fondo ha tenido pérdidas, el salario variable debe reducirse en más del 30% respecto al año anterior. Incluso si el fondo ha dado beneficios, pero el rendimiento sigue siendo más de 10 puntos inferior al índice, el salario también debe reducirse. Si la diferencia es inferior a 10 puntos pero el fondo ha tenido pérdidas, el salario no puede aumentar. Solo si el rendimiento supera ampliamente el índice de referencia y el fondo obtiene beneficios, el salario podrá incrementarse de manera razonable.