La vida es como emprender, lo que se necesita es evolución, no revolución.

A menudo vemos a los hijos de familias adineradas elegir emprender en campos completamente desconocidos — esto es un ejemplo típico de revolución. Muchas personas nunca han entrado en un trabajo formal, su carrera profesional está vacía o solo gira en torno a industrias superficiales como las finanzas o la consultoría, sin entender la lógica del funcionamiento real. La interacción con las personas se basa solo en una mentalidad estudiantil, sin captar las implicaciones subyacentes, y mucho menos participar en la competencia del mercado. Su emprendimiento suele ser una escapatoria de su negocio familiar — consideran que su sector tradicional es "bajo" y se lanzan a caminos desconocidos sin ninguna acumulación previa. Sin 20 años de experiencia profunda, sin influencia, sin recursos ni redes de contactos, solo con el apalancamiento del capital en sus manos, el fracaso es inevitable. Lo irónico es que, a menudo, no se dan cuenta de sus propios problemas.

El capital no es la llave maestra. La falta de recursos, experiencia y apoyo de círculos sociales en un emprendimiento de cruce de sectores es como correr desnudo. Los sectores tradicionales parecen "rústicos", pero son la protección que han acumulado varias generaciones familiares. La cadena de suministro, los canales, las relaciones y las reglas del sector — estos activos invisibles no pueden ser sacudidos por capital a corto plazo. Por otro lado, las nuevas vías parecen brillantes, pero en realidad están llenas de trampas. Sin una profunda dedicación, no hay poder de voz, y solo invertir capital será en vano. Desde el principio, el final ya está predestinado, no es más que usar el dinero de los mayores para tejer un sueño emprendedor, engañándose a uno mismo. Este tipo de personas son extremadamente perezosas tanto en inteligencia como en esfuerzo físico.

Las personas que realmente logran resultados suelen tener una mentalidad de evolución — avanzar paso a paso, y eventualmente, quizás lograr una revolución en la industria. Cada etapa de crecimiento, actualización de conocimientos y avance profesional debe partir de las condiciones propias. Clarificar los recursos disponibles; ordenar la experiencia y habilidades de los últimos 10 años; entender los valores que la familia ha transmitido — si se trata de un trabajo a largo plazo, especulación, cooperación y beneficio mutuo, o una búsqueda de ganancias rápidas. Emprender no es un juego de derribar y empezar de nuevo; abandonar la ilusión de la revolución y adoptar un ritmo estable y metódico es la verdadera forma de progresar.