Pensando en la optimización de la tokenómica aquí. La pregunta sobre la mesa: ¿deberían las tarifas del protocolo destinarse a recomprar tokens y quemar la oferta?
Es una de esas decisiones que suena simple pero se complica rápidamente. Sobre el papel, comprar y quemar crea presión deflacionaria: menos tokens en circulación teóricamente significa más valor por token. A los poseedores les encanta esa narrativa.
Pero aquí está la cuestión: ¿y si esas tarifas pudieran hacer más? Financiar el desarrollo, incentivar a los proveedores de liquidez, construir reservas del tesoro para mercados bajistas. Quemar se siente bien a corto plazo, pero ¿realmente fortalece el protocolo a largo plazo?
Algunos proyectos queman religiosamente y aún así pierden valor. Otros reinvierten tarifas y construyen ecosistemas sostenibles. La verdadera respuesta probablemente depende de dónde se encuentre el proyecto en su ciclo de vida: las etapas tempranas necesitan combustible para el crecimiento, los protocolos maduros podrían beneficiarse más de la contracción de la oferta.
¿Cuál es tu opinión? ¿Estrategia de quema pura o asignación estratégica con quemas parciales?
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FallingLeaf
· hace15h
Hablemos de la última moneda cuando lleguemos a ella.
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not_your_keys
· hace15h
Quemar hilo de lana primero desarrollar
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retroactive_airdrop
· hace15h
Honestamente, quemar monedas no sirve de nada
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SelfStaking
· hace15h
Solo quema y listo
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ImpermanentPhilosopher
· hace16h
Quemar es solo una sensación momentánea; sin energía, solo queda esperar la desaparición.
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GateUser-a5fa8bd0
· hace16h
La ecología es la base, quemar monedas es una tontería.
Pensando en la optimización de la tokenómica aquí. La pregunta sobre la mesa: ¿deberían las tarifas del protocolo destinarse a recomprar tokens y quemar la oferta?
Es una de esas decisiones que suena simple pero se complica rápidamente. Sobre el papel, comprar y quemar crea presión deflacionaria: menos tokens en circulación teóricamente significa más valor por token. A los poseedores les encanta esa narrativa.
Pero aquí está la cuestión: ¿y si esas tarifas pudieran hacer más? Financiar el desarrollo, incentivar a los proveedores de liquidez, construir reservas del tesoro para mercados bajistas. Quemar se siente bien a corto plazo, pero ¿realmente fortalece el protocolo a largo plazo?
Algunos proyectos queman religiosamente y aún así pierden valor. Otros reinvierten tarifas y construyen ecosistemas sostenibles. La verdadera respuesta probablemente depende de dónde se encuentre el proyecto en su ciclo de vida: las etapas tempranas necesitan combustible para el crecimiento, los protocolos maduros podrían beneficiarse más de la contracción de la oferta.
¿Cuál es tu opinión? ¿Estrategia de quema pura o asignación estratégica con quemas parciales?